Testimonios de La Peregrinación: anímate y escríbelo |
|
"Es una experiencia única que no se puede
explicar con palabras, hay que vivirla para poder entenderla
realmente.
Los enfermos y su constante alegría me han enseñado algo nuevo
cada día, así como a ver la vida de otra manera, a valorar lo
que realmente importa y a disfrutar de las pequeñas cosas.
Me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de ir a
Lourdes, sin duda es algo que nos va a marcar para el resto de
nuestra vida y que debería vivir todo el mundo."
María Fernández
"En mi vida ha habido un antes y un
después.
Tras estos intensos días de experiencias increíbles, he
reflexionado mucho sobre cómo vivir de forma rápida no te deja
darte cuenta que hay muchas realidades peores que las nuestras a
y a pesar de las dificultades nunca pierden la sonrisa.
Estoy muy agradecida. "
Sofia Ron |
"El amor y bondad que se respira en Lourdes nos hizo
a todos entregarnos a los demás y ayudar a los que
lo necesitaban.
Recibimos muchísimo más de lo que dimos y estamos
todos enormemente agradecidos. Gracias por hacernos
pasar tres días con una continua sonrisa en la cara
y conseguir que nos diésemos cuenta de que ayudando
a los demás uno es mucho más feliz.
En todos estos actos de bondad hacia el prójimo,
encontramos a Jesús y a su palabra."
Arantza
Rascón
“Una
experiencia que te remueve por dentro, en una
palabra: agradecimiento."
Julia Peris |
|
|
|
“Después de esta experiencia me doy cuenta de que en
realidad nada es tan importante, hasta quien tiene
menos es capaz de sonreír con poco.
Ver a los enfermos riendo por gestos tan simples de
dar como una canción me ha hecho darle mil vueltas a
cómo son en realidad las cosas.
Sinceramente, esta experiencia me ha cambiado la
vida."
Matilda Filgueira
"Han sido grandes experiencias
vividas en tan solo cinco días. Ya lo decíamos todos
los voluntarios: "hemos hecho tantas cosas que
parece que llevamos aquí un mes".
Y es que durante estos días uno se dedica por
completo a lo demás, a hacer que se sientan bien, y
a cambio todos ellos te lo pagan recibiéndote con
una gran sonrisa, haciendo que todos tus problemas
se sientan inferiores, casi minúsculos, y te
transmiten una sensación de alegría inigualable."
Marta Dorrío |
|
"Es una experiencia única que no se puede
desaprovechar la oportunidad si la tienes.
Te enseña realmente a valorar aquellas cosas que son
verdaderamente importantes, ya que es como una dosis
de realidad 100%.
No se compara con ningún otro voluntariado."
Ángela Santiago
"Los momentos que pasamos en Lourdes son
inolvidables, porque te dan la oportunidad de, no
solo ayudar, sino también aprender de los demás. La
felicidad intercambiada en tan pocos días es mayor a
la que estamos acostumbrados."
Alejandra Vázquez |
|
|
|
Para mí la verdadera felicidad y el verdadero amor
está en las personas.
Yo en Lourdes, con esta familia para que quiero más,
doy gracias a Dios por todo lo que uno siente y
aprecia de verdad y eso en Lourdes junto a nuestra
madre la Virgen lo ve, lo vive y lo siente, y lo más
importante a pesar de las enfermedades tanto físicas
como mentales. Al final somos todos iguales y nadie
es imprescindible, esta gente disfruta con nada y yo
con ellos disfruto, ni móvil ni internet, etc., yo
me quedo con la gente sencilla, y al lado de Dios
junto a nuestra madre y con esta gente que son la
espera, una ola para todos ellos y gracias.
Rubén Redondo |
|
Cuando me propusieron ir a Lourdes, realmente me
decidía de ir por curiosidad, una excursión mas,
(pensaba yo). Nada más lejos de la realidad, nunca
me había imaginado el poder vivir algo como esto.
Tengo la sensación de haber estado un mes entero
allí. Una vez que entras en Lourdes y empiezas esa
aventura, tu mundo cambia, es como si hubiese dos
mundos paralelos, como si aquello fuese otra
dimensión distinta a la que conoces.
Un sentimiento de llevar mucho tiempo nadando en un
océano donde no hay tierra firme y Lourdes se volvió
una isla firme donde descansar mi cuerpo y mi alma
cansados.
Tu vida cotidiana se difumina y es como si allí
estuvieras en casa, el cansancio desaparece por
muchas horas que trabajes y muy pocas horas que
duermas, siempre puedes con más, mucho más…
La sensación de conocer de hace meses a las
personas con las que compartes el viaje es
fantástica, nadie es extraño, todos somos compañeros
y amigos.
He vivido cosas que nunca había imaginado, conocido
personitas que solo tenían amor y agradecimiento en
la mirada a pesar de sus dificultades, que te cogían
las manos y te daban 10 veces las gracias por
ayudarles a beber un vaso de agua, algo que yo
siempre vi simple y que muchas personas hacemos
mecánicamente y que ahora valoro como jamás lo había
hecho.
Los enfermos son personas llenas de vida, con almas
jóvenes, sonrisas sinceras y miradas tiernas,
personas que comparten todo lo que son contigo,
contagiándote sus ganas de vivir, demostrando que el
cariño es el mejor camino para llegar a todos lados
y que un abrazo y un beso cuando son sinceros curan
el corazón y el alma.
Hay un antes y un después de Lourdes, ya no vuelves
a ver la vida de la misma forma y aprendes a ver
más. Como explicar la magia que desprende ese
lugar…. no se puede expresar con palabras, solo
puedes sentirlo viviéndolo allí, solo así podrás
saberlo.
Da igual todas las explicaciones que pueda dar y las
fotos que pueda enseñar para intentar mostrar lo que
es aquello, no son suficientes… de todo lo que
pudiera yo contar la persona que me escucha tendría
que multiplicarlo por miles… solo allá, más allá de
lo visible y sin duda es una de las vistas más
hermosas que he visto nunca.
Viviéndolo lo entiendes, entiendes el significado
del verdadero Amor, un amor sin condiciones, sin
reproches, sin barreras, un amor que vale la pena
sentir y vivir.
Solo tengo palabras de agradecimiento y sentimientos
puros hacia lo vivido allí, el miedo por muchas
cosas se desvanece y deja paso a las ganas de
afrontarlo todo con una mente abierta.
Gracias por lo vivido.
Gracias por las lecciones aprendidas.
Gracias por el privilegio de formar parte de algo
tan grande.
Gracias, siempre GRACIAS.
Natalia |
|
|
|
|
Es el tercer año que peregrino a Lourdes como
voluntario de la Hospitalidad de A Coruña y cada año
que vuelvo, siento lo especial que es este lugar tan
maravilloso, situado entre los Pirineos Franceses.
Por la pequeña ciudad pasa el río Gave de Pau, que
luego se adentra en el Santuario, quedándose mudo a
su paso por la gruta, donde la Virgen se presentó a
la pastorcita Sta. Bernadette Soubirous en 1858.
La Virgen le pidió, en una de las dieciocho
apariciones, que se realizasen procesiones a la
gruta y que se construyese una capilla. Actualmente
existen tres basílicas y es visitado anualmente por
millones de peregrinos de todo el mundo.
Personalmente, es allí donde hago balance del año y
donde me doy cuenta de cómo Dios me va transformando
y moldeando. En esta peregrinación, he querido
expresarle a la Virgen mi gratitud por llevarme
hasta ella todos estos años, por presentarme a su
Hijo y por cuidarme durante toda mi vida.
Desde que llegamos, siento como el espíritu y el
alma se van renovando. Todos nos vamos transformando
por medio de su amor y una sonrisa. Siempre me ha
impresionado como las personas enfermas se dejan
ayudar en todo momento y de cómo llevan su cruz con
dignidad, siendo felices y disfrutando de la vida.
Creo que tenemos que aprender mucho de ellos y de
sus familias.
Cada día que pasa, se vive tan intensamente que
parecen semanas. Sin embargo, cuando termina, parece
que todo ha sido un sueño. Cuando se lo conté a una
amiga me contestó: “La Virgen y Dios desean que
vivamos el día a día, como lo hacemos en Lourdes
porque, aunque nos cueste más descubrirlo, en
cualquier lugar del mundo en el que nos encontremos,
podemos vivirlo igual”.
Tiene toda la razón, hay que vivir todos los días
como un regalo y una gracia. Amando al prójimo y
dando gracias a Dios y a la Virgen por todo lo que
nos conceden. Incluso el ayudarnos a tener este
encuentro con Ella y con todos los peregrinos cada
año en Lourdes.
Cristian. |
|
Las funciones matemáticas
tienen la propiedad de asignar a cada valor un
determinado suceso.
Durante muchos años pensé que la vida debería ser
siempre así. Un fin claro, independiente de todos
los caminos. Algo que de antemano o que a base de
jugar con la experiencia pudiese llegar a conocer.
Evitando así todos los sufrimientos que como seres
humanos siempre debemos pasar antes de llegar a
rozar lo que es la felicidad.
Sin embargo ahora, tras gratas experiencias que me
han acercado cada vez más al camino que mi familia
siempre siguió, el de la fe, pero que yo por
inmadurez y rebeldía hubo épocas que ignoré; puedo
admitir que mis exigencias de mentalidad
excesivamente fría no estuvieron nunca justificadas.
Quizás fue la situación previa de lo que iba a ser
la peregrinación a Lourdes, o simplemente la mano
divina, pero hasta el momento, de todas las
peregrinaciones que he vivido, esta ha sido la más
intensa.
Yo quería olvidarme de mí misma. Dejar a un lado mis
preocupaciones sentimentales, emocionales… que al
final no valen nada. Y sentirme útil en otro ámbito.
Y vaya que lo conseguí, aunque me haya dado cuenta
ahora, en uno de esos momentos reflexivos que no
siempre disfruto. La mirada de la Virgen, haciendo
gala de su inmensa capacidad para ayudarnos a todos,
también se posó sobre mí.
Desde la primera visita a la Gruta no hice más que
agradecer, no sentía necesidad de nada. Y yo muchas
veces he tenido la costumbre de solo acudir a ella,
a Nuestra Madre para pedir y plantear preguntas. Que
al no mostrarme respuestas rápidas, me frustraban
aún más.
Ahora, ya no. Ver a personas que disfrutaban de una
simple sonrisa. Que agradecían con cariño un “Buenos
días” me dejó con el corazón al descubierto y la
cabeza dando tumbos. A mí siempre me gustó ayudar a
los demás, por los valores cristianos que en mi casa
me inculcaron, pero con frecuencia me volvía fría y
distante ante muestras de cariño, por el temor a
salir herida.
Pero en este momento veo que esa armadura de hielo
va desapareciendo, que se derrite por el calor de la
fe. Y que me empieza a liberar para permitirme
disfrutar de la alegría de la vida. Y de los
múltiples senderos que la Virgen decide que se
crucen con el mío.
En Lourdes ERES y ESTÁS para los demás. Ayudar a los
enfermos, ver cantar a los voluntarios, escuchar
pacientemente lo que cada uno te quiera contar...y
sobretodo aprender de todos y cada uno de ellos.
Sonreír, durmiendo cuatro horas. Tener ganas de
llorar, por todas las bendiciones que se te dan sin
merecer... A mí solo me queda volver a agradecer a
Nuestra Señora de Lourdes...y si acaso pedirle que
me permita volver a visitarla pronto. Para que
observe objetivamente, con ojo crítico de madre, si
sus cuidados están obrando en mi ser, algún ansiado
cambio de los que yo ya siento.
Marina Isabel |
|
|
|
Santiago 18 de mayo de 2017
Queridos Geli Y Fernando:
Lo primero es daros las gracias por vuestro interés
en que asistiese a Lourdes y el ojo puesto después
de las celebraciones, para ver si habían tenido una
repercusión en mí.
Por eso creo que llega la hora de contaros mi
experiencia personal. Fui tres veces a visitar los
lugares en los que se desarrolló la vida de
Bernardette.
Es impresionante que cuando Dios quiere comunicar un
mensaje lo hace a través de una niña de 15 años, que
fácilmente no supiese ni leer y además sumida en la
pobreza. Es la misma situación de Nazaret en el
siglo primero con una niña de 12 o 13 años.
Cuando te acercas a esa luz resuena con mucha
fuerza y sentimiento la reacción de Pedro: apártate
de mí que soy un pecador. Esta experiencia brotó
con mucha fuerza. La verdad que me falta la segunda
parte que narra el Evangelio de Lucas: No temas,
desde ahora serás pescador de hombres
Muchas veces estos días he tenido muy presente la
frase de que “hay que ver mirando” (admirando). Ver
vemos muchas cosas, pero admirar, admirar, más bien
pocas.
Finalmente la verdad es que creo, a lo mejor
ingenuamente, que todo hubiese sido distinto, a
nivel de grupo, sin los chicos de nuestro Colegio.
Realmente en todas sus participaciones y atención a
los enfermos han estado a gran altura. Me alegro
mucho por las imágenes de la juventud que tiene la
sociedad en la que vivimos.
Gracias de nuevo y un fuerte abrazo.
Padre Ignacio
|
|
Peregrinación a Lourdes del 13 al 17 de mayo de 2017
Voy a expresar mi experiencia en Lourdes con una
única y sencilla frase:
“Lourdes ha sido un bálsamo para mi alma”.
Por
lo que he vivido estos días, el amor altruista entre
las gentes, la belleza exterior que nos conduce a la
interior, y esa gran alegría que se percibe y te
contagia.
Lourdes engancha y ya siento que tengo y necesito
volver. Me queda esperando un lugar repleto de paz,
serenidad y contemplación, un lugar idílico que da
la sensación que estás en ¡un cielo!.
Vuelvo con ganas de regresar, porque si hay algo que
Lourdes te enseña es a Vivir como Jesús nos enseñó.
Lourdes me ha hecho SENTIR a través de los
voluntarios, los enfermos, las familias, los niños,
los peregrinos … y besos, abrazos, apretones de
mano, caricias, cantos, liturgias, procesiones que
te emocionan, que te hacen caer las lágrimas hasta
tocarte el corazón, rompértelo a pedacitos y
elevarte hasta ¡tocar el Infinito…!.
Vuelvo a casa con el SENTIMIENTO de Lourdes, con el
corazón cambiado pues si hay algo que se cura en
Lourdes, es el corazón…
He podido contemplar a esos Ángeles en la Tierra,
los enfermos, lo grande que son, y yo a su lado, lo
diminuta que soy. ¡Cuánto nos transmiten y qué
lección de Vida me han dado, cuánta Alegría,
Ilusión, Amor y Esperanza!.
Me han dicho muchas veces que me acercara a Lourdes,
me han contado experiencias pero hasta que llegas
allí, nunca te haces a la idea de lo que te envuelve
y de lo ligera de equipaje que vuelves a casa.
Me quedo con que todos deberíamos pasar por Lourdes.
Gracias a toda la Hospitalidad de Lourdes por darme
esta oportunidad y por tanto trabajo que hacen por y
para los demás.
Gracias a los enfermos, a los sacerdotes, a todos,
por enseñarme a caminar en estos días.
Gracias a mis dos estrellas, Gely y Fernando, por
darme este inmenso regalo.
En fin, gracias por enseñarme esta experiencia de
Vida, por tanto Amor y tanta Esperanza, tantas
Alegrías y Emociones encontradas y compartidas, y
por enseñar como ¡continuar el Camino de la Vida!.
Un abrazo de corazón,
María Jesús Sánchez Fuentes
|
|
|